¿Cómo comenzó el cristianismo? Extracto de la entrevista a Elaine Pagels por Carla Piñeyro Sublett

Material extraído de la entrevista de Carla Piñeyro Sublett con Elaine Pagels sobre su libro biográfico “Why Religion: A personal Story” ( Por que la religión: una historia personal.)

Carla Piñeyro Sublett Síndica del Instituto Aspen, Ex Vicepresidenta Sénior y Directora de Marketing de IBM

Elaine Pagels, de soltera Hiesey, es una historiadora estadounidense de la religión. Es profesora de Religión Harrington Spear Paine en la Universidad de Princeton. Pagels ha realizado una extensa investigación sobre el cristianismo primitivo y el gnosticismo.

Su exitoso libro, Los Evangelios Gnósticos (1979), examina las divisiones en la iglesia cristiana primitiva y la perspectiva que se ha tenido sobre las mujeres a lo largo de la historia judía y cristiana. La Biblioteca Moderna lo nombró uno de los 100 mejores libros del siglo XX.

Enlace para la entrevista:

Material extraído: alrededor de aprox. 16 min a 26 min

En la sección de la entrevista que se ha utilizado, anteriormente,  Elaine estaba exponiendo su experiencia religiosa cuando ella tenía 15 años que le causó una gran impresión en su vida y luego habla como fue que ella empezó a estudiar el cristianismo.  Ella comentaba que al terminar los estudios secundarios quería estudiar danza y fue aceptada en una academia en New York, y al darse cuenta que todos los estudiantes habían empezado a la edad de 7 años, ella comenzó a pensar en que debia de estudiar algo que me permita desarrollarme profesionalmente. Comienza y ella dice…

…así que pensé: “Espera, necesito un plan B”. Y luego seguí pensando, pero cuatro años después de dejar esas iglesias, seguía pensando: ¿qué fue tan poderoso? Algo poderoso sucedió. No podía negarlo. ¿Pero qué fue? ¿Y por qué? ¿Y qué sucedió realmente? Es decir, ¿cómo comenzó el cristianismo? Así que fue entonces cuando empecé a decir: “Bueno, lo segundo que quiero hacer si no puedo ser bailarina profesional es intentar comprender qué fue”.

Me dijeron que la religión estaba obsoleta, pero transforma la vida de las personas. ¿Cómo es posible? Así que volví a una universidad laica. No quería ir a una universidad religiosa.

Pensé en conseguir una universidad de otra marca, ya sabes, bautista, presbiteriana, católica, lo que sea. No quería eso. Así que volví a una universidad secular.

Podrías estudiar hinduismo, budismo, islam, judaísmo o cristianismo en la escuela de posgrado. Y como el cristianismo era mi tema, fui allí para averiguar qué sabemos históricamente sobre esto. 

¿Y qué encontraste allí? 

Algunas sorpresas en el camino. En primer lugar, de todo. Descubrí que los Evangelios probablemente no fueron escritos por los discípulos de Jesús, sino por personas que añadieron sus nombres mucho después. Eran escritos anónimos. En segundo lugar, no fueron escritos en la época de Jesús.

Nadie hacía transcripciones en las colinas de Galilea; algún profeta allá. Así que no sabían escribir ni leer. Pero estas se escribieron generaciones después, en su mayoría.

Y entonces la verdadera sorpresa fue que, de repente, a nuestro grupo de académicos, estudiantes de posgrado y profesores, se le concedió el privilegio de leer y traducir 51 o 52 textos egipcios que habían sido descubiertos años antes, pero que habían sido guardados por académicos que los ocultaron. Teníamos, y este hallazgo de textos cristianos antiguos, algunos de ellos son en realidad textos judíos, otros contienen imágenes griegas y egipcias, pero su biblioteca sagrada data de hace casi 2000 años. Y algunos eran Evangelios.

¿Se refiere a estos Evangelios Gnósticos? 

Sí, así los llamábamos porque no sabíamos cómo llamarlos. Pero la diferencia con los Evangelios del Nuevo Testamento es que los Evangelios del Nuevo Testamento afirman relatar lo que Jesús enseñó en las colinas de Galilea, ¿verdad? Pero estos dicen que cuando hablaba en privado con ciertos discípulos, en secreto, lejos de la multitud, les impartió una enseñanza avanzada, más profunda que las parábolas del Nuevo Testamento. Y algunos de estos textos encontrados afirman relatar lo que enseñó en secreto.

¿En serio? 

No lo sabemos con certeza.

 ¿Cómo lo sabemos?

 Tampoco sabemos eso con certeza sobre los Evangelios del Nuevo Testamento. Sí, pero aun así es emocionante.

Pero fue enormemente emocionante, en parte porque, por ejemplo, el primero que me fascinó se llamó el Evangelio de Tomás, y afirma contener los dichos secretos que Jesús enseñó en privado. No hay episodios ni historias en el Evangelio de Tomás. Es solo una lista, de unas quince páginas, de dichos de Jesús.

Y la mitad son idénticos a los que se encuentran en Mateo y Lucas en el Nuevo Testamento. Pero la otra mitad son asombrosos. Y se encaminan hacia lo que llamamos, crudamente, una dirección mística.

Quiero decir, las palabras espiritual, místico y religioso son confusas, como dijiste, pero estas van a un nivel más profundo. Y cuando abrí este texto por primera vez, y decía que estos son los dichos secretos de Jesús, me encontré con el que siempre menciono, el número 70, en el que Jesús dijo: «Si sacas a la luz lo que llevas dentro, lo que saques te salvará. Si no sacas a la luz lo que llevas dentro, lo que no saques te destruirá».

Y pensé: «Ah, sí, es cierto, ¿no?». Más tarde comprendí que no era solo una afirmación psicológica, sino también espiritual. Pero me impactó mucho. Pensé: «No tienes por qué creer esto».

Pero estos son dichos poderosos. Sin duda. Y luego encontramos el Evangelio de María Magdalena, el Evangelio de Felipe y el Evangelio de la Verdad: una historia hermosa.

Así que tuvimos la alegría y el reto de escribir sobre esto en un momento en que cualquiera en cualquier iglesia, iglesia ortodoxa… siempre me divierte el término ortodoxo, porque literalmente significa en griego, pensamiento recto. Y siempre pienso en la ortodoncia, ¿sabes?, es como tener dientes rectos. Estos son cristianos de pensamiento recto.

Leyeron el Nuevo Testamento y dijeron: «Estos otros textos son una blasfemia. Son un abismo de locura. Evítenlos a toda costa».

Así que eso fue un reto. ¿Qué tienen estos textos que los hacía tan provocativos que quedaron literalmente enterrados, o guardados, como dijiste? Es una pregunta que nos hemos estado haciendo durante bastante tiempo. Y creo que se debe a su dificultad para comprenderlos.

No se pueden entender. Solo se pueden conectar. Solo puede ser comprendido por alguien que haya tenido una experiencia a la que se refieren.

Es como leer un poema de Emily Dickinson. Son indirectos, ¿verdad? No se explican por sí solos, aunque son muy simples. Pero si tienes la experiencia de la que habla el poema, o si tienes una idea de lo que dice, lo entiendes.

Pero esto no es para principiantes. Por ejemplo, en el judaísmo, todas estas tradiciones tienen dos tipos de tradición. Una es la tradición pública, la básica.

En el judaísmo, es la Torá. Son los Diez Mandamientos. Son las leyes de pureza, que te dicen lo que debes hacer y lo que no.

Y si te adentras en eso y lo practicas durante un tiempo, y quieres profundizar, probablemente encuentres un maestro que te enseñe Cábala, que es una enseñanza mística que va más allá de las historias. Y normalmente no la escribieron, porque si la escribes, cualquiera puede tomarla y leerla, y podría no entenderla en absoluto. Pero si eres rabino y dices: «Este estudiante hace el tipo de preguntas que necesito para guiar a esta persona a más profundidad», entonces te adentras en esas enseñanzas místicas.

Pero no se hace por escrito. Hay que transmitirlo de persona a persona. Alguien lo escribió en la tradición cristiana, y parte de ello, y eso es lo que descubrimos.

¡Guau! Ahora bien, creo que, al pasar y en conversaciones anteriores contigo, también me has mencionado que hay cosas en esa escritura que también son provocativas, porque dicen cosas como que las mujeres están en el poder y ciertas cosas que podrían ser una amenaza para ciertos aspectos de la sociedad actual. 

Bueno, lo más provocativo del Evangelio de Tomás es que dice, se pregunta: “¿Quién eres?”. “¿Quién te crees que eres?”. Carl, Elaine Pagels de Texas, de California, o lo que sea. Pero hay un segundo nivel aquí donde Jesús dice: «Cuando la gente te pregunte: ¿de dónde vienes?». No digas eso. Di: «Venimos de la luz, del lugar donde la luz surgió al principio de los tiempos». Y luego Jesús dice: «Y cuando te pregunten: ¿quién eres?». No digas ni tu nombre ni el mío. Dices que somos hijos de la luz, hijos del Padre. Así que la idea aquí es que no se trata de ti ni de mí individualmente. Se trata de nosotros.

Sí, el colectivo. Todos venimos del mismo lugar, en última instancia, de la fuente del universo, sea cual sea ese misterio. En este texto lo llaman Padre y Madre, siendo la Madre el Espíritu Santo, una imagen femenina del ser divino.

Pero bueno, todos venimos de ahí. Y, en consecuencia, todos pertenecemos a la misma familia. Y si es así, entonces todos somos hijos de la misma familia, igual que Jesús.

Así pues, este texto se atribuye a Tomás, quien, según el Evangelio de Juan, tenía un discípulo llamado Tomás Dídimo, un apodo. Tomás significa gemelo en arameo, y Dídimo significa gemelo en griego. En realidad, este discípulo se llamaba Judas, pero lo llamaban Judas Tomás, el gemelo.

No era Judas Iscariote, por supuesto, sino Judas Tomás. Aquí, es un interlocutor de Jesús. Y Jesús le dice: «Cuando comprendas quién eres, comprenderás que tú y yo somos uno mismo, y me convertiré en ti, y los misterios te serán revelados».

Entonces, tú y Jesús no son personas humanas y divinas, sino la misma clase de ser. También son como Jesús. Eso es blasfemia desde la perspectiva de la Iglesia católica, o de cualquier Iglesia ortodoxa.

¡Guau! Me cuesta entender qué podría ser una blasfemia. Es tan hermoso. 

También forma parte de la tradición mística judía que todos somos hijos de la misma fuente. Todos venimos del mismo lugar, y si usas una metáfora como “padre”, entonces todos somos de la misma familia, como dije. Y el evangelio de la verdad lo lleva más allá y dice: “Está bien. Y si eres de la misma familia, entonces actúa como tal”.

Entonces debes alimentar a los hambrientos, cuidar a los enfermos, levantar a los que están en el suelo y animarlos, porque estos son los hijos que el Padre ama. Así que esa es tu obligación ahora que entiendes quién eres. Todos los caminos apuntan de vuelta a Ubuntu.

Sí. Esto me recuerda a Ubuntu. Lo soy porque tú lo eres.

La filosofía bantú africana. Sí, y es intuitiva, sobre todo porque el obispo Tutu la expresó tan bellamente en su libro. Creo que es intuitiva hasta cierto punto, y esta es solo la versión cristiana, ¿verdad? Sí.

Ubuntu es otra versión. Sí. Y la tradición judía no es diferente de la cristiana aquí, porque cuando este evangelio se escuchó, se contó y se escribió, aún no existía el cristianismo.

Después de todo, Jesús no era cristiano. Era judío. Y esto forma parte de su tradición, esta tradición mística.

Sí. Esto es lo fascinante de tu obra: siempre se remonta a la misma fuente y desmiente muchos de nuestros prejuicios. Es fascinante.

El Reino de los Cielos está entre nosotros

El Reino de los Cielos

Material extraído del libro Jesús de la Sabiduría escrito por Cynthia Bourgeault

         Uno de los libros más importantes aparecidos recientemente es “Putting on the Mind of Christ”, escrito por Jim Marion, quien, sorprendentemente, no es un teólogo, sino un abogado de Washington. El título en sí mismo es toda una declaración. “Revestirse de la mente de Cristo” es una referencia directa al poderoso mandato de san Pablo en Filipenses 2,5: “Permitid que vuestra mente sea la misma que la que está en Cristo Jesús”. Las palabras nos aproximan directamente a lo que deberíamos hacer en este camino: no solo admirar a Jesús, sino adquirir su consciencia.

         Es cierto que durante la mayor parte de los últimos 1600 años, el cristianismo ha puesto mucho más énfasis en las cosas que sabemos acerca de Jesús. En el capítulo anterior he hablado sobre cómo la palabra ortodoxo ha sido interpretada como “la creencia correcta”. Además del evidente requisito de saber en qué consisten esas creencias y de estar de acuerdo con ellas, lo ortodoxo conlleva un mensaje subliminal: un camino adecuado para relacionarse con Jesús es a través de una serie de creencias. En el cristianismo fundamentalista este mensaje tiende a ser más acentúa-do, hasta el punto de que la fe se reduce a firmar un documento con una declaración de creencias. Creer en Jesús se equipara a creer cosas acerca de él.

         Pero esto no es lo que ocurría en la Iglesia primitiva. Y, desde luego, no puede seguirse este camino si lo que perseguimos es entrar en una relación viva con un maestro de sabiduría. El libro de Jim Marion nos reconduce al terreno adecuado, al principal reto al que el cristianismo debería invitarnos. Porque, verdaderamente, ¿cómo podemos ponernos en la mente de Cristo? ¿Cómo podemos ver a través de sus ojos? ¿Cómo podemos sentir a través de su corazón?¿Cómo podemos actuar ante el mundo con el mismo amor integral y sanador? Esta es, en verdad, la ortodoxia cristiana. No se trata de la creencia correcta sino de la práctica correcta. 

         Marion se acerca a esta cuestión desde una perspectiva muy curiosa. Observa que, en sus enseñanzas, Jesús utiliza de manera repetida una expresión en particular: “El Reino de los Cielos”. Podemos comprobar esto fácilmente si echamos un vistazo rápido a los Evangelios. Estas palabras nos saldrán al encuentro por todas partes. El Reino de los Cielos es así”, “el Reino de los Cielos se asemeja a”, “el Reino de los Cielos está entre vosotros”, “el Reino de los Cielos está cerca”. Sea lo que sea este Reino de los Cielos, es de una importancia fundamental para lo que Jesús está tratando de enseñarnos.

         Entonces, ¿qué interpretación le damos? Los expertos de la Biblia han debatido esta cuestión casi desde que existen los estudios bíblicos. Muchos cristianos, particularmente los de la ideología evangélica, asumen que el Reino de los Cielos es un lugar al que vamos cuando morimos, si hemos sido buenos. Pero el problema con esta interpretación es que el mismo Jesús la contradice específicamente cuando dice: “El Reino de los Cielos está entre vosotros” (esto es, aquí) y “cerca” (esto es, ahora). No se trata de algo que llegará más tarde, sino de una cualidad, o dimensión de experiencia, más sutil, accesible para ti justo en este momento. Tú no mueres para entrar en él si no que despiertas a él.

El otro enfoque que se ha intentado de manera sistemática es el de equiparar el Reino de los Cielos con una utopía aquí en la Tierra. El Reino de los Cielos sería como un reino de paz y justicia, donde los seres humanos viven juntos en armonía y con una justa distribución de sus bienes. Durante miles de años, profetas y visionarios han luchado para materializar sus versiones de este segundo tipo de Reino de los Cielos, pero de alguna manera estas utopías en la Tierra no parecen estar llamadas a pervivir mucho tiempo. Y aquí, de nuevo, encontramos que Jesús rechazó específicamente este significado. Cuando sus seguidores quisieron proclamarle como el Mesías, el rey de Israel divinamente ungido que vendría a instaurar el reino de la justicia de Dios en la Tierra, Jesús se escandalizó con todo aquello y dijo, de forma firme e inequívoca: “Mi reino no es de este mundo”.

¿De dónde es, entonces? La sugerencia maravillosamente perspicaz y contemporánea de Jim Marion es que el Reino de los Cielos es realmente una metáfora de un estado de consciencia: no un lugar al que vayamos, sino el lugar del que venimos. Es una forma completamente nueva de ver el mundo, pues se refiere a una consciencia transformada que, literalmente, convierte a este mundo en un lugar diferente. Marion sugiere específicamente que el Reino de los Cielos es la manera preferida de Jesús de describir un estado de consciencia al que hoy en día nos referimos como “consciencia no dual” o “consciencia unitiva. La característica distintiva de este tipo de consciencia es que no ve separación ni entre Dios y los seres humanos, ni entre unos seres humanos y otros. Y estas son verdaderamente las dos enseñanzas nucleares de Jesús, que subyacen en todo lo que dice y hace.

         Cuando Jesús habla acerca de esta Unión, no está hablando de la unidad del ser en términos orientales, expresada como “yo soy de por sí divino”7. Más bien, lo que tiene en mente es una completa, mutua comunión: Yo soy en Dios, Dios es en ti, tú eres en Dios, nosotros estamos el uno en el otro. El símbolo más bello que utiliza para esto lo encontramos en Juan 15 cuando dice: “Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. Permaneced en mí y yo en vosotros”. Unos versículos después, dice: “Como el Padre me amó, yo os he amado. Permaneced en mi amor”. Cuando él afirma que “el Padre y yo somos uno” (Jn 10,30), una declaración tan blasfema para los oídos judíos que casi le lleva a ser lapidado, él no lo ve como un privilegio exclusivo sino como algo que comparte con todos los seres humanos. No hay separación entre los seres humanos y Dios por esta mutua cohabitación que manifiesta la indivisible realidad del amor

 Divino. Fluimos en Dios, y Dios en nosotros, porque es propio de la naturaleza del amor el fluir. Y en la medida que nos entregamos unos a otros de esta manera,

la viña da vida y coherencia a los sarmientos, mientras que los sarmientos hacen visible lo que la viña es. (Al fin y al cabo, la vid no es más que una mera abstracción, pero lo que realmente existe son los sarmientos, que conforman una realidad). La totalidad y la parte conviven juntas en mutua y amorosa reciprocidad, cada una perteneciendo a la otra y dependiendo de la otra para poder manifestar la plenitud del amor. Esta es la visión de Jesús de no separación entre el ser humano y la Divinidad.

         La no separación entre los seres humanos es una idea poderosa e igualmente retadora. Una de las enseñanzas más conocidas de Jesús es Ama al prójimo como a ti mismo. Pero casi siempre lo hemos escuchado de forma errónea. Escuchamos Ama a tu prójimo tanto como a ti mismo (y, por supuesto, llega la siguiente pregunta: “Pero primero tendré que amarme a mí antes de poder amar a mi prójimo ¿no?. Sin embargo, si escuchas de cerca la enseñanza de Jesús no dice por ninguna parte “tanto como”. Simplemente dice “Ama a tu prójimo como a ti mismo, es decir, como una continuación de tu propio ser. Es el reconocimiento absoluto de que tu vecino y tú sois lo mismo. No hay dos individuos, uno que busca mejorar a costa de otro, o uno que quiere ser caritativo con el otro; simplemente hay dos células de una Vida más grande. Cada una de ellas es igualmente preciosa y necesaria. Y en la medida que estas dos células fluyen una en la otra y experimentan esta Vida desde el interior, descubren que “entregar la vida de uno por el otro no es una pérdida de uno mismo sino una vasta extensión de sí mismo, porque la indivisible realidad del amor es el único Ser Verdadero

Estos son los puntos nucleares de una enseñanza absolutamente radical, no solo a años luz de su tiempo sino también del nuestro. Para mostrar cuánta es esta distancia, Jim Marion hace buen uso de un esquema lanzado por primera vez por uno de los más grandes filósofos de nuestra era: Ken Wilber. Wilber  enseña que la conscencia humana se despliega a través de un continuo58 de nueve niveles desde la consciencia arcaica de la infancia y de los pueblos de la temprana edad de Piedra hasta los más altos estados de consciencia de la no-dualidad, la completa iluminación del Ihidaya (el “Unificado”) de la que hablamos en el capítulo anterior. En tiempos de Jesús la mayoría de las personas estaban en un nivel tres, o de consciencia “míitica”; su sentido de la identidad estaba orientado colectivamente hacia la pertenencia a un grupo tribal específico. Hoy en día un gran número de personas ha alcanzado el nivel cuatro, o nivel de la consciencia “racional”, y algunos incluso el nivel cinco, o “visión lógica” (si bien cuando están presionadas por el miedo o la incertidumbre, la mentalidad grupal más primitiva todavía vuelve a reafirmarse rápidamente). Así que podemos ver el desafío que esto supone, tanto entonces como hoy en día. Según Jim Marion, Jesús viene como un maestro de la consciencia no dual -probablemente el primero que se ve en la civilización occidental- llamando a una radical transformación de consciencia, al menos seis niveles por encima de aquel en el que se encontraban, y todavía cuatro o cinco niveles por encima del nivel en que estamos nosotros. ¡Hasta este punto es difícil de captar la sutileza de sus enseñanzas!

Pero el hecho de que él hiciera esto (y que continúe haciéndolo en la medida en que aprendemos a abrirnos a su presencia constante nos sugiere que esta transformación no es solo posible sino que, de hecho, está concebida para los seres humanos. Y, además, debe de haber algo en la propia enseñanza que permite pasar por esos niveles de forma rápida en progresión geométrica más que en progresión lineal. Como diría Jesús: “Ven y ve”. En todo caso, el Reino de los Cielos es su metáfora favorita para una vida vivida desde esta consciencia transformada. Es el mundo que creas cuando miras con el ojo de la Unicidad. Y en verdad existe. No es solo una metáfora, sino la transfiguración de este reino por el poder de la Unidad.

Referencia: 

Cynthia Bourgeault. El Jesús de la Sabiduría. Capítulo 3. Pag.68-74. Editorial Nous. 2021

Jim Marion. Putting on the Mind of Christ. The Inner Work of Christian Spirituality [Revestirse de la mente de Cristo. El sendero interior de la espiritualidad cristiana] (Charlottesville, Virginia: Hampton Roads.2000

Se tu mismo

Sé tú mismo. 

 La meditación es esta forma en la que podemos ser nosotros mismos, aceptarnos a nosotros mismos como somos, en este momento. Y así es precisamente como ocurre el gran avance. Y una serie de avances, una sucesión de momentos innovadores, es lo que queremos decir con la vida espiritual. No es solo un gran avance, o una fuga de la prisión. Eso no es como una fuga de prisión que solo ocurre una vez. Pero es una serie o sucesión de momentos vinculados y experiencias de liberación del encarcelamiento dentro del ego desordenado, y estamos liberados en la libertad del Espíritu. Esta es la característica definitoria del yo. Y ser tú mismo es libertad de espíritu, la libertad de poder aceptarte a ti mismo de forma realista sin tener que disculparte por ti mismo. Sin sentir que tienes que hacerte aceptable para Dios o aceptable para otras personas a las que quieres impresionar, y libre de estar atrapado en los papeles que desempeñamos, en el juego de roles, que es, por supuesto, lo que al ego le gusta hacer.

WCCM Daily meditation 2/18

Responde Amén a Mi

Comenzamos escuchando. Aquí aparecen los grandes temas de la oración cristiana: cada uno de nosotros ha sido creado y amado de manera única; fuimos creados en y para la relación con Dios, con los demás, con nosotros mismos; para abrirnos a la corriente de oración que hay en nuestro interior debemos estar dispuestos, ser transparentes, estar quietos; y, finalmente, el maestro está en nuestro interior y promete: “Lo que no sabes, yo mismo te lo enseñaré”.

Este estado de oración que hay en nuestro interior es algo que siempre llevamos encima, como un tesoro escondido del que no somos conscientes o apenas lo somos. En algún lugar nuestro corazón está a toda velocidad, pero no lo sentimos. Somos sordos a nuestro corazón que ora, el sabor del amor se nos escapa, no logramos ver la luz en la que vivimos.

Porque nuestro corazón, nuestro verdadero corazón, está dormido; y tiene que ser despertado, gradualmente, a lo largo de toda una vida. Por eso, en realidad no es difícil orar. Nos fue dado hace mucho tiempo. Pero muy pocas veces somos conscientes de nuestra propia oración. Toda técnica de oración está en sintonía con ese propósito. Es preciso tomar conciencia de lo que ya hemos recibido, aprender a sentirlo, a distinguirlo en la plena y serena seguridad del Espíritu, esta oración que está enraizada y actúa en lo más profundo de nosotros. Es preciso sacarla a la superficie de nuestra conciencia. Poco a poco irá saturando y cautivando nuestras facultades, mente, alma y cuerpo. Nuestra psique y nuestro cuerpo deben aprender a responder al ritmo de esta oración, ser estimulados a orar desde dentro, ser incitados a orar, como se enciende la leña seca. Uno de los Padres lo expresa así de forma tan lacónica: «La ascesis de los monjes: encender la leña».

La oración, pues, no es otra cosa que ese estado inconsciente de oración que con el tiempo se ha vuelto completamente consciente. La oración es la «abundantia cordis», la abundancia del corazón, como dice el dicho evangélico: «Porque las palabras del hombre brotan de lo que llena su corazón» (Mt 12, 34; Lc 6, 45). La oración es un corazón que rebosa de alegría, de acción de gracias, de gratitud, de alabanza. Es la abundancia de un corazón verdaderamente despierto…

Todo método de oración tiene un único objetivo: encontrar el corazón y ponerlo en alerta. Debe ser una forma de alerta interior, de vigilancia. Jesús mismo puso en paralelo el «estar despiertos» y el «orar». La expresión «estar despiertos y orar» viene ciertamente de Jesús en persona (Mt 26,41; Mc 13,33). Sólo una concentración profunda y tranquila puede ponernos en la pista de nuestro corazón y de la oración que hay en él.

Siempre vigilantes y atentos, por tanto, debemos recuperar primero el camino de nuestro corazón para liberarlo y despojarlo de todo aquello en que lo hemos encapsulado. Para ello debemos enmendarnos, volver a la razón, volver al verdadero centro de nuestro ser.

ANDRE LOUF (1929 -)

Abad cisterciense francés

“Purificación del propio ser” o “Purificación del propio estado interior”.

Esta práctica se refiere a la limpieza  y purificación de los sentimientos, emociones, actitudes.  El objetivo es el cultivo de la pureza interior, lo que permite al practicante trascender los pensamientos, emociones y deseos negativos impulsados por el ego, alineándose así con su verdadero yo.

Trae a la mente una situación o persona que crea un aspecto negativo en tique te produzca un cambio negativo,  ya sea reciente o antiguo.  Aquí estamos hablando a sentimientos, emociones, actitudes y el estado interior de tu ser que se haya creado en forma negativa.  Identifícalo y  nómbralo: ¿es  furia, ira,  irritación, dolor, tristeza, melancolía, resentimiento, celos, frustración, distracción, desprecio, agresividad o algo más?

Acepta este aspecto o condición negativa sin ninguna justificación o culpa, sabiendo que es solo una expresión superficial de una condición más profunda en la que tienes que trabajar, y que identificarlo te llevará a comprenderlo y a deshacerte de él, para que estés más liviano y feliz.

Trata de experimentar la calidad de la energía que este aspecto o condición negativa está produciendo en tu cuerpo y en tu mente.

Sé consciente de esta energía negativa, sin miedo o vacilación, y acepta que este aspecto o condición negativa y la energía negativa van juntas como dándose de la mano. También sé consciente de los pensamientos que se están produciendo en tu mente, y acéptalos.

Ahora permite que la mente se centre en un punto y ve más profundo, dentro de la mente profunda, al nivel donde se encuentra la fuente de este aspecto o condición negativa.

Pregúntate cuál es la verdadera causa de este aspecto o condición negativa ¿qué carencia lo está produciendo? Sé honesto y claro, no escondas nada, no finjas nada. Acepta esta causa más profunda con la convicción de que estás listo para trabajar en ella y transformarla.

Sé consciente también de la energía  correspondiente, puedes encontrar que la intensidad de esta energía es más fuerte que la energía  superficial que estás tratando de trabajar. Acepta esta energía profunda, con la condición de que estás listo para trabajar en ella y transformarla.

Ahora invoca la energía del cuerpo causal o conciencia superior, la energía sutil, la energía que representa fuerza de carácter, sabiduría y brillantez. Afinando esta energía permite que la conciencia sea dirigida a la luz del entendimiento completo.  Con esta energía  te conectas con tu inspiración.

Sepárate de el aspecto o condición negativa y de la energía negativa en el cuerpo, la mente superficial y la mente profunda, y permite conectarte con esta energía superior. Utiliza cualquier visualización, idea o sentimiento que te ayude a hacer esto. Recuerda que empezar con esto puede no ser fácil o puede ser una experiencia intensa, pero con la práctica se hará más fácil y más fuerte.

Con la ayuda de este energía, entra en la experiencia de la dicha divina. Puedes usar visualización como por ejemplo imaginar una burbuja sobre tu cabeza llena de la más alta energía, y luego centrar tu conciencia dentro de ella.

Puedes imaginar que esta zona  es la fuente de la creación del universo, la matriz dorada que es la fuente de todo, y centrar tu conciencia en ella. O puedes simplemente visualizar a tu gurú o a tu ishta,  o dios que resuene más contigo, encima de ti transmitiéndote esta  energía que te transmita la dicha divina.

Utiliza cualquier visualización con la que te sientas más en sintonía y permanece en esa experiencia durante algún tiempo, sintiendo alegría, plenitud, amor incondicional, conexión positiva.

También puedes elegir centrarte en una sola cualidad positiva que sientas que necesitas desarrollar. Ahora toma este energía de dicha divina, y sus cualidades asociadas y hazla fluir en los niveles del cuerpo psíquico y la mente más profunda, donde existen las semillas del  aspecto o condición negativa  que estás trabajando.. Llévalo a tu mente superficial y a tu cuerpo en donde se expresa el  aspecto o condición negativa.

Trae  la energía que te transmite la dicha divina, una y otra vez hasta que el   aspecto o condición negativa se disipe mediante la fuerza de esta energía superior, este aspecto o condición superior.

Ahora, vuelve a tu mente superficial. ¿Qué calidad o aspecto y qué tipo de pensamientos encuentras allí? ¿Encuentras que la calidad y aspecto negativo que habías experimentado al principio de este ejercicio se ha disuelto hasta cierto punto? ¿Eres capaz de extender una alegría interior y una conexión positiva a todas las situaciones y personas que te generaron este aspecto o calidad negativo? Sigue practicando hasta que seas capaz de hacerlo.

Adaptación de la práctica de Bhava shuddhi

Yoga Chakra 6. Bhava shuddi y titiksha. Swami Niranjanananda Saraswati

Bhava Shuddhi es un término sánscrito de la filosofía yóguica que significa “purificación del propio ser” o “purificación del propio estado interior”. En las prácticas yóguicas, bhava se refiere a los sentimientos, emociones, actitudes y estado interior del ser, mientras que shuddhi significa purificación o limpieza. El objetivo de bhava shuddhi es cultivar la pureza interior, lo que permite al practicante trascender los pensamientos, emociones y deseos negativos impulsados ​​por el ego, alineándose así con su verdadero yo.

Bhava shuddhi se logra a menudo mediante una combinación de meditación, introspección, trabajo de respiración (pranayama) y prácticas éticas (yamas y niyamas). Se cree que estas prácticas limpian las impurezas internas, creando espacio para la paz, la claridad y la compasión.

El segundo capítulo del yoga –Introducción

Circulo de Lectura Chakra 6   

18 de noviembre 2024

Introducción.

El segundo capítulo del yoga.

Hay que recordar que alrededor del año de  1940 muchos  profesores y maestros de variadas tradiciones propagaron en el mundo el tema del yoga e introdujeron la idea  de que a través de la práctica del yoga se puede explorar el cuerpo, la mente, las emociones, y  tener un indicio o señal de la propia naturaleza espiritual.

Swami Satyananda, uno de los discípulos de Swami Sivananda, recibió el mandato de su guru, de propagar la ciencia del yoga de costa a costa y de puerta en puerta. El fundó la escuela Bihar School of Yoga en 1963 para cumplir este mandato. Para este momento no se conocía un sistema sistemático, práctico y científico y él se propuso este reto.

Bihar School of Yoga  tomó la forma de programas intensivos residenciales en los que yoga se enseñaba para mejorar la salud física, la paz mental y la armonía emocional. Se definió una secuencia para la progresión del yoga al darse una formación sistemática de lo que se llama el yoga externo, baharinga yoga. La formación era hatha yoga, raja yoga y kriya yoga. De igual manera se dió la formación del aspecto interno del yoga o antaranga, compuesto por karma yoga, bhakti yoga y jnana yoga mediate el estilo de vida y la inspiración del ambiente del ashram. El aspirante de yoga podría despertar las facultades de la cabeza, el corazón y de las manos.

Durante las siguientes década la transmisión del yoga se logró alrededor del mundo, sin embargo para la década de los 90’s la gran mayoría de los elementos del yoga se habían perdido siendo las asanas el elemento más aceptado.

En el año 2013 se cumplieron los 50 años de la transmisión del yoga por la Bihar School of Yoga. Ese año se realizó la Convención Mundial del Yoga que enmarcó la celebración de este jubileo. Se marcó la finalización de la etapa de propagación del yoga y se inició la etapa del segundo capítulo para la escuela. Esta etapa enmarca el inicio de ver al yoga no como una práctica sino como una sabiduría para ser entendida, absorbida  expresada  en la vida. Esta ha sido la verdadera visión que Swami Satyananda que la enseñó a través del concepto de yoga chakra o la rueda del yoga.

Esta sabiduría no se debía de perder y además se debía de logar que pudiese ser transmitida; por lo tanto se consideró la necesidad  de incrementar la comprensión del yoga y descifrarlo en su totalidad. Este conocimiento de sabiduría de los grandes yoguis y de los científicos espirituales se encuentra en forma detallada en los textos antiguos y clásicos que explican con detalle cada rama de yoga.

Las enseñanzas del segundo capítulo de la Bihar School of Yoga corresponden a un esfuerzo  progresivo para discernir, explicar y aclarar las experiencias y realizaciones de las personas que tuvieron las visiones o revelaciones dentro del espectro del yoga chakra.

Para nosotros como aspirantes individuales el reto es el de profundizar  la comprensión y la experiencia del yoga. La practica es simplemente una introducción al yoga dependiendo de nuestra motivación y de nuestra limitaciones.  Para llegar a  la dimensión de la sabiduría del yoga sólo se accede  a través de la  sadahana , que es un proceso que nos lleva al conocimiento progresivo y de perfección. Es un tipo de disciplina. Su objetivo y foco fundamental es la preparación de la mente para ser re-entrenada para que en vez de estar dirigida hacia afuera mire hacia adentro.  En este proceso se hace un esfuerzo por experimentar los objetivos definidos por las diferentes etapas  del yoga.

Cada aspirante tiene que aceptar con responsabilidad su propio desarrollo y mejoría en la vida. Al asimilarse los principios yóguicos mejoraran las actitudes, las percepciones, las interacciones, la mente, las acciones y los comportamientos. Y cuando la cabeza, el corazón y las manos se unen en un momento cotidiano se puede convertir en divino.

Adaptación del material  de  introducción del yoga presente en 

Yoga Chakra 6. Bhava shuddhi y titiksha. Swami Niranjanananda Saraswati

Práctica para llegar al ser sereno.

Hoy haremos una práctica para llegar a lo que se llama un estado de ser sereno.

Trabajaremos para liberar las tensiones que nos son habituales en cada uno de nuestros tres centros, el cuerpo, la mente y el corazón, o con la sintaxis de Gurdjieff diríamos el centro del pensamiento, el centro emocional y el centro del movimiento.

Esta estabilidad interna o armonía centrada se desarrolla de diversas maneras.

Uno de los medios fundamentales y más importantes que tenemos a nuestra disposición es  la liberación de  las tensiones que llevamos en cada uno de estos tres centros. 

Se prepara los centros para una mayor purificación y  se establece una estabilidad de base para nuestro ser, como un lugar donde estos tres centros pueden comenzar a comunicarse de manera equitativa sin que uno de ellos simplemente secuestre y domine a los demás.

Todos sabemos lo que se siente cuando uno de estos centros o inteligencias toma por completo el control y gobierna la mecanicidad.

Además  del equilibrio o conciencia de los tres centros, con práctica tenemos la posibilidad de abrirnos a una inteligencia superior, de volvernos instrumentos conscientes de esta fuerza, que puede fluir a través de nosotros y podamos ser instrumentos consientes para nuestro planeta, para todos los que nos rodean. Para lograr esto, comenzamos a desarrollar la capacidad de trabajar desde un centro de gravedad más profundo. Un lugar donde se encuentra nuestra esencia. 

Para lograr esto hay que estar sereno, hay que estar relajado.

Ahora comenzamos…. 

María Magdalena, apóstol de los apóstoles

Los primeros días de esta semana han sido especial para mi al poder celebrar con diferentes grupos la importancia de la relación maestro-discípulo.

En nuestra tradición cristiana tenemos el ejemplo más excepcional al celebrar el día 22 el día de María Magdalena. El papa Francisco elevó su memoria a nivel litúrgico al referirla a ella como el apóstol de los apósteles en el 2016 y celebrar su día en esta fecha.*

En las últimas décadas se han escrito muchos libros y se han ofrecido cursos sobre ella de manera de re-introducirla como una persona excepcional en el centro de la historia del evangelio.

Hay un aspecto importante de ella que me gustaría destacar en este momento y es su forma como se conectó a Jesús de corazón a corazón. Por lo tanto, ella es la que nos puede enseñar esta conexión.

 Los movimientos y frecuencias del corazón de María Magdalena se pueden sentir y experimentar en y como las reverberaciones en nuestros corazones más profundos.

Puedes sentir esto cuando miras total y profundamente a los ojos de otra persona y sientes una conmoción en tu propio corazón al reconocer la naturaleza divina de esta persona manifestándose a través de su humanidad. Este movimiento en tu corazón es amor, sin duda, pero más que amor romántico, es amor divino, amor incondicional…

Puedes relacionarte con María Magdalena cuando te entregas a la Tierra y al “Ánima Mundi” y  experimentas como tú eres una parte integral del todo de la naturaleza. En lugar de sobresalir,  puedes encontrar tu lugar incrustado dentro de la naturaleza y te encuentras vibrando con la frecuencia del corazón de María Magdalena…

Santa María Magdalena,

El amado compañero de nuestro Señor y Maestro, apóstol de todos los apóstoles.

Que tu nombre limpio sea celebrado.

Como fue tu corazón el que siguió a nuestro Señor,

Fue tu corazón el que permaneció en pie al pie de la cruz,

Y fue a tu corazón al que el Señor se apresuró después de la resurrección.

El amor recorría el camino en la tierra,

El amor estaba bajo la cruz,

El amor acogió la resurrección.

Que el mismo amor transforme nuestros corazones en el “Reino de los Cielos”.

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La Bendición de la Magdalena 

Difícilmente te imaginas

todo lo que alguna vez amaste

de repente regrese a ti,

mirándote a los ojos

y llamándote con tu nombre.

Y ahora no sabes

cómo soportar este dolor

en el centro de tu pecho,

donde una puerta se abre

y se cierra de golpe al mismo tiempo,

girando la bisagra de tu dolor,

de tu corazón esperanzado.

Te digo,

esto no es un destierro del jardín.

Esta es una invitación,

una elección,

un umbral,

una puerta.

Esta es tu vida llamándote

desde un lugar

que nunca podrías haber soñado,

pero ahora que tu

has vislumbrado su filo,

no te puedes imaginar

eligiendo cualquier otro camino.

Así que deja que las lágrimas

vengan como unción,

como consagración,

y luego déjalas ir.

Deja que esta bendición

envuelva tu alrededor.

Deja que te dé

lo que necesitarás

para este viaje.

No recordaras las palabras

-no importan.

Todo lo que necesitas recordar

es como sonó

cuando te paraste

en el lugar de la muerte

y escuchaste la viva

llamada de tu nombre.

*“Holy See Bulletin 10/06/2016”.

Inspirada con el material presentado por William Redfield durante  la liturgia de la fiesta de María Magdalena, lunes, 22 de julio de 2024

Un intercambio en oración

El místico y teólogo Howard Thurman (1899-1981) escribe sobre la práctica contemplativa de hacer tiempo para “centrarse hacia adentro”:

¡Qué bueno es centrarse hacia adentro!
¡Sentarse en silencio y verse pasar!
Las calles de nuestras mentes están llenas de tráfico interminable;
Nuestros espíritus resuenan con conflictos, con ruidosos silencios,
Mientras algo en lo profundo de nuestro ser tiene hambre y sed
De un momento de quietud y de pausa y descanso.…
Las preguntas persisten: ¿qué estamos haciendo con nuestras vidas?
¿Cuáles son los motivos que ordenan nuestros días?
¿Cuál es el fin de nuestras obras? ¿A dónde intentamos llegar?…
Una y otra vez las preguntas irrumpen en el momento de espera.
Mientras escuchamos, flotando a través de todos los ecos tintineantes
De nuestra turbulencia, hay un sonido de otro tipo:
Una nota más profunda que sólo la quietud del corazón
deja claro.
Se mueve directamente al centro de nuestro ser. Nuestras preguntas son
contestadas,
Nuestros espíritus se refrescan y volvemos al tráfico de
nuestra ronda diaria
Con la paz del Eterno en nuestro paso.
¡Qué bueno es centrarse hacia adentro! [1]

[1] Howard Thurman, “How Good to Center Down!,” in Meditations of the Heart (Boston, MA: Beacon Press, 1953, 1981, 2022), 12–13.

La Resurrección un Aspecto de la Encarnación

Hoy comenzando mi rutina diaria, leo la corta meditación del día, y noto que toca el tema que estoy estudiando en estas últimas semanas con gran sencillez y `claridad: la resurrección como un aspecto inherente a la encarnación.

El padre Richard escribe:

Todos queremos la resurrección de alguna forma. La resurrección de Jesús es una declaración potente, enfocada y convincente sobre lo que Dios está haciendo todavía y para siempre con el universo y la humanidad. La ciencia confirma firmemente esta afirmación utilizando sus propios términos: metamorfosis, condensación, evaporación, cambios estacionales y los ciclos de vida de todo, desde mariposas hasta estrellas. El mundo natural muere y renace constantemente en diferentes formas. Dios parece estar resucitando todo, todo el tiempo y en todas partes. No es algo en lo que “creer” sino algo en lo que observar y aprender.

Elijo creer en la resurrección corporal de Jesús porque localiza todo el Misterio en este mundo material y terrenal y también en nuestros propios cuerpos, el único mundo que conocemos y el mundo que Dios creó y ama y en el que Dios eligió encarnar. (Lea todo 1 Corintios 15, donde Pablo sigue diciendo esto de muchas maneras). [1]

La teóloga Elizabeth Johnson considera la naturaleza encarnada de la resurrección de Jesús:

Dado el dualismo [con respecto al cuerpo y el espíritu] que persiste en el pensamiento cristiano, es importante enfatizar que [la resurrección] no es simplemente un caso de inmortalidad del alma. Jesús no se despoja de su cuerpo como un traje y se eleva hacia el cielo, por así decirlo, como un ser puramente espiritual. La resurrección afirma la vida nueva de Jesús, toda la persona encarnada, transfigurada más allá de la muerte. De una manera profundamente material, las apariciones pascuales revelan la dimensión divina de profundidad que sustenta toda carne, lo que abre nuevas posibilidades para el cuerpo mismo…

La resurrección comienza en la tierra con Jesús muerto y sepultado, y termina en Dios con Jesús el Viviente transformado por el poder del Espíritu. Vive en Dios, por lo tanto, su presencia ya no está limitada por los límites de la tierra sino que participa de la omnipresencia del propio amor de Dios. Cristo está ahora presente en palabra y sacramento y dondequiera que dos o tres se reúnan en su nombre. Fiel al modelo de su ministerio, él también se acerca, misteriosamente revelado y oculto, a los hambrientos, a los sedientos, a los enfermos, a los sin hogar, a los encarcelados, a los más pequeños entre los necesitados. En última instancia, a través del poder del Espíritu, Jesús está con toda la comunidad de discípulos, de hecho con toda la comunidad de la creación, a través de cada hora, hasta el fin de los tiempos. ¿Es esto cierto? Dejando a un lado todas las explicaciones, tiene que ser una verdad vivida, vista en las vidas de aquellos que participan en la obra continua de Cristo en el mundo. [2]

El padre Richard concluye:

Si la encarnación divina original fue y es verdadera, entonces la resurrección es inevitable e irreversible. Si el Big Bang fue el punto de partida externo del Misterio Crístico eterno, entonces sabemos que este logos eterno está conduciendo a la creación a algún lugar bueno, y que el universo no es caótico ni carece de sentido. Alfa y Omega son, de hecho, lo mismo. [3]

[1] Adaptado de Richard Rohr, Diamante inmortal: la búsqueda de nuestro verdadero yo (San Francisco, CA: Jossey-Bass, 2013), 86–87.

[2] Elizabeth A. Johnson, La creación y la cruz: la misericordia de Dios para un planeta en peligro (Maryknoll, Nueva York: Orbis Books, 2018), 102–103.

[3] Rohr, Diamante Inmortal, 88.