Se presenta los conceptos de oración catafática y apofática para entender el proceso de formación de un nuevo sentido de percepción que se desarrolla con la práctica de la Oración Centrante. Se explica que la Oración Centrante forma parte de la categoría de oración apófatica donde se pasa por alto las facultades mentales tales como la capacidad de razonamiento, imaginación, visualización, emoción y memoria.
También se comenzó a hablar sobre los tipos de pensamientos que pasan por nuestra mente durante el periodo de meditacón para estar más informados de ellos y así reconocerlos con mayor facilidad y poder aprender más fácilmente a no involucrarnos con ellos y dejarlos pasar. Se deja claro que lo más importante en este tipo de meditación es la de nuestra intención de entrega y abandono a las manos de Dios dentro de nosotros.
El Padre Tom Francis, un monje trapense contemporáneo y maestro de Oracion Centrante describe cómo la definición clásica de apofático como "oración más allá de las facultades":
"La Oración Centrante insiste en que el que ora desea encontrarse con Dios tal como Dios es, directamente, inmediatamente, es decir, no mediado por ningún pensamiento, oración, reflexión o lectura. Y entonces los ojos están cerrados, el orador apaga por completo todas las operaciones de la conciencia normal, no permitiendo ninguna idea, pensamiento o imagen. Así, las facultades normales del intelecto, la imaginación, la memoria y la voluntad están cerrados, inoperantes, y la persona va a su centro, a su espíritu, a su Yo profundo y verdadero, a su personalidad, donde está hecha para la imagen de Dios, espíritu a Espíritu, en una unión sin palabras, comunión, el amante con el Amado (Dios Trino) más allá de todas las mediaciones. . . . Podría llamarse mejor conciencia trascendente porque es el estado de estar en contacto directo con el Dios que habita en el interior. Por supuesto, Jesús, el Hijo de Dios encarnado, es el único mediador de este encuentro, pero uno debe dejar de lado todas las demás mediaciones. Jesús hace su trabajo sin que el meditador lo llame o le hable. ¡Que Jesús haga lo suyo y el orador haga lo suyo, es decir, receptividad total!"
Estar en silencio en los brazos de Dios, en donde uno siente una presencia que está cerca de uno y uno siente una confianza total en El, se nos ha hecho muy difícil e inaccesible con el transcurso del nuestro desarrollo natural como seres humanos. La Oracion Centrante es un método de silencio intencional que nos ayuda a fomentar el silencio exterior y aprendemos a cultivar el silencio interior que nos permite adentrarnos a nuevos niveles de conciencia. Con la práctica y dedicación de esta método de meditación cristiana nos permitirá acceder a lo que llamamos Presencia o sea a nuestra Morada y Fuente Divina.
La práctica de la Oración Centrante prepara nuestras facultades interiores para percibir la vida que hay en nuestro interior donde Dios habita y actúa en nuestro ser en el centro de nosotros mismos. Esta es la Morada y Fuente Divina y que llamamos simplemente Presencia.
Thomas Merton describió esta experiencia asi:
En el centro de nuestro ser hay un punto de nada que no ha sido tocado por el pecado y la ilusión, un punto de pura verdad, un punto o chispa que pertenece enteramente a Dios, que nunca está a nuestra disposición, desde la cual Dios dispone de nuestra vida, que es inaccesible a las fantasías de nuestra propia mente o las brutalidades de nuestra propia voluntad. Este pequeño punto de nada y de absoluta pobreza es la pura gloria de Dios escrito en nosotros, como nuestra pobreza, como nuestra indigencia, como nuestra relación de hijos. Es como un diamante puro que arde con luz invisible del cielo. Está en todos, y si pudiéramos verlo, veríamos estos miles de millones de puntos de luz juntándose en la cara y el resplandor de un sol que haría desaparecer por completo toda la oscuridad y la crueldad de la vida. No tengo ningún programa para este ver. Está solo dado. Sin embargo, la puerta del cielo está en todas partes. *
*Thomas Merton, A Merton Reader, ed Thomas P. McDonnell ( New York: Image Books, 1989),p 347
De manera de ayudar a entender en forma sencilla este método de meditación cristiana, he preparado un archivo de voz con el material.
El aprendizaje del método de la Oración Centrante lo realicé a través de la organización Contemplative Outreach Ltd., la cual fue fundada por el padre Thomas Keating en 1983 con el propósito de renovar la dimensión contemplativa del Evangelio, y de promover su diseminación en la vida diaria de los hombres. La misión de esta organización es compartir el método de la Oración Centrante y dar soporte al trasfondo conceptual. Comencé a involucrarme con la organización alrededor del 2006 como voluntaria en la zona del Noreste de Ohio y he podido liderizar diferentes grupos de oración, entrenarme en liderazgo de grupos y como presentadora del método de la Oración Centrante, organizar eventos y formar parte del liderazgo de la organización.
De manera de adentrarnos a esta presentación, la primera pregunta que nos tenemos que hacer es: ¿Qué es orar? Podemos pensar que es la expresión de nuestros pensamientos y emociones tal como lo hacemos con las oraciones vocales, de reflexión, de respuestas o simplemente oraciones espontáneas. Sin embargo, cuando decimos ”vamos a orar”, lo que realmente estamos diciendo es “déjanos tener una relación con Dios” o mejor dicho “déjanos abrirnos a una relación más profunda con Dios”. En la tradición cristiana existe este tipo de oración que nos permite cultivar la relación con Dios a niveles más profundos, a niveles que podemos llamar de intimidad y es lo que es llamado oración Contemplativa. Es la apertura de nuestra mente, corazón y de todo nuestro ser a la Presencia Divina, más allá de los pensamientos, palabras y emociones. Abrimos nuestra conciencia a Dios que está dentro de nosotros, más cercano que nuestra respiración, nuestros pensamientos o nuestra conciencia misma. Es simplemente descansar en la Presencia de Dios.
Cómo todas la oraciones cristianas, la Oración Contemplativa está arraigada en la palabra de Dios en las escrituras y en la persona de Jesús. Su fuente es la morada Divina en nosotros (Padre, Hijo, y Espiritu Santo). El amor incondicional de Dios es el que toma la iniciativa en la relación con nosotros y al mismo tiempo nuestro deseo por Dios es también un regalo dado a nosotros. (1 Juan 4:19).
La Oración Centrante está diseñada para facilitar el desarrollo de la Oración Contemplativa. No sustituye los otros métodos de oración, tales como las oraciones vocales, oraciones de reflexión, u oraciones espontáneas y está basada en la enseñanza de Jesús en el Sermón de la montaña:
… “cuando vayas a orar, entra en tu cuarto/aposento interior y reza a tu Padre en secreto y tu Padre que vé todo te recompensará.” (Mt.6:6). Este cuarto interior siempre está accesible porque está dentro de nosotros.
La Oración Centrante también ha recibido inspiración de textos escritos por varios importantes contribuyentes de la Tradición Contemplativa Cristiana, tales como Juan Casiano, el autor anónimo de “La Nube del No Saber,” Francisco de Sales, Teresa de Avila, Juan de la Cruz, Teresita de Lisieux, y Thomas Merton.
El método de la Oración Centrante desarrolla nuestras facultades internas para prepararnos y así poder experimentar la Presencia de Dios en nosotros mismos. El método cultiva la profundidad de nuestra relación con Dios y si consentimos a ésto, se desarrolla el sentir de pertenecer a Dios. Esto lo experimentaremos cómo la presencia de Dios en forma continua, la experiencia de unidad con Dios, la experiencia de comunión con Dios.
Cosas que debemos saber de la Oración Centrante.
Cómo todos los métodos de meditación que conocemos en forma genérica, la Oración Centrante tiene la misma intención y es de parar el proceso constante de pensamientos en nuestras mentes o sea el tener pensamientos uno detrás de otro.
El funcionamiento de nuestra mente es el de tener un pensamiento tras de otro en forma continua y lo que se busca durante la meditación es hacer un espacio entre ellos. Cuando hacemos espacio entre los pensamientos entramos a tener una vacación con uno mismo. El padre Thomas Keating hablaba así cuando enseñaba el método de la Oración Centrante. Cuando comienza este proceso, comienza el período de conocimiento de uno mismo a niveles más profundos y nos llegamos a dar cuenta de nuestra raíz en Dios o de nuestro ser.
La mayoría de métodos de meditación consisten en enfocar la mente en algo, seguir la respiración o decir un mantra en forma constante. La Oración Centrante no trabaja así. Ella presupone que la mente va a estar con la presencia constante de pensamientos, uno tras del otro, porque esto es lo que hace la mente.
La Oración Centrante, a enseñará como soltar los pensamientos. Un pensamiento en la Oración Centrante, es cualquier cosa que te hace llevar tu atención a un punto focal. Por ejemplo una idea, una emoción que te produce un efecto fuerte, el recuerdo de una memoria, o también pudiera ser el sonido de una mosca, o una picazón en la nariz.
El gesto de soltar los pensamientos y dejar espacio entre ellos es el darle a Dios la oportunidad de actuar dentro de nosotros. Lo que estamos haciendo es consintiendo a la presencia y acción de Dios. Y en este momento queriéndolo o no estamos recibiendo ayuda, solidaridad y soporte de terrenos fuera de uno mismo. Esto es llamado recibir una gracia y asistencia especial.
La Oración Centrante no se hace con atención sino con intención. Esto es muy importante porque no llevamos nuestra atención a un punto focal. La intención es lo que sostiene la practica de la Oración Centrante porque nuestra atención no tiene punto focal.
¿Cúal es nuestra intención en la Oración Centrante? Estar totalmente disponible a la Presencia Divina, en el presente, a Dios. Cualquier lenguaje que quieran usar porque ustedes saben empíricamente que en nuestro corazón hay una dimensión más profunda de vida, el problema es que uno está constantemente pensando, reaccionando y respondiendo. Verdaderamente lo que queremos hacer es estar disponible. Necesitamos es poner toda nuestra intención de estar disponible a esta corriente de Presencia.
Cuando te sientas y empiezas tu período de meditación lo primero que uno hace es poner nuestra intención y estar disponible a la presencia de Dios.
Lo que nos puede pasar es que no hayan pasado 3 minutos y comencemos a pensar que se nos olvidó apagar el teléfono o que se nos quedaron las llaves del carro pegadas. En estas situaciones no hay que preocuparse. Uno se da cuenta del pensamiento y no se engancha, no continuamos con la conversación interna; simplemente dejamos ir el pensamiento. También puede ocurrir que comencemos a soñar despiertos. Va a llegar el momento que nos damos cuenta y al suceder esto uno suelta el pensamiento sin juzgar, sin excitación, sin recriminación a uno mismo. Lo que hacemos es dejar pasar el pensamiento y nada más. Este gesto simboliza que uno está consciente de la presencia de Dios en nosotros. Este es el mecanismo básico de la Oración Centrante.
De manera de recordar de nuestra intención, la gran mayoría de personas usan una palabra sagrada. Es una palabra de una o dos sílabas que uno escoge como símbolo para uno mismo para recordarse cuál es la intención durante la meditación. Puede ser Dios, Amor, Quietud …Uno no repite esta palabra en forma constante.
Uno usa esta palabra cómo una señal para uno mismo para recordarnos. Con el tiempo el uso de esta palabra formará parte de tu inconsciente. Desde allí esta palabra sale para ayudarlo a uno y recordamos que estamos pensando y que debemos soltar los pensamientos.
Se debe uno sentar en un cojín de meditación o en una silla con los pies tocando el suelo. Los ojos están típicamente cerrados. Ayuda mucho tomar un tiempo antes de la meditación para recogerse físicamente de manera de encontrarse relajado y luego poner en forma clara cuál es nuestra intención, que es estar en la presencia y acción de Dios. Por ejemplo, “Yo estoy aquí y me doy a tu brazos Señor”, y uno comienza la meditación por un mínimo de 20 minutos. Para controlar el tiempo puede usar algún reloj con alarma pero con sonido muy sutil. Después de pasar este momento, uno debe de permanecer en silencio unos minutos de manera de dar tiempo a volver a nuestra consciencia habitual.
Se recomienda la práctica de meditación 2 veces al día.
Guía o pautas de la Oración Centrante:
1. Escoger una palabra sagrada como símbolo de la intención de consentir a la presencia y la acción de Dios en tu interior.
2. Sentarse cómodamente y con los ojos cerrados, sosiéguese brevemente e introduce silenciosamente la palabra sagrada como símbolo de su consentimiento a la presencia y la acción de Dios en tu interior.
3. Cuando se de cuenta que estás reteniendo un pensamiento,* regresa muy suavemente a la palabra sagrada.
4. Al final del período de oración, permanecer en silencio, con los ojos cerrados, por un par de minutos.
*El término “pensamientos” incluye sensaciones corporales, sentimientos, imágenes y reflexiones.
Primer periodo de la Oración Centrante.
Pedimos a Dios que nos ilumine para escoger una palabra sagrada que usaremos durante la meditación. Esta palabra debe de ser de una o dos sílabas. Cuando digo sagrada no es que una palabra sea mas sagrada que otra. Este término se usa para describirla como un símbolo de nuestra intención. Palabras que podríamos usar por ejemplo: Padre, Madre, amor Paz, Silencio, …. Hay que recordar que esta palabra la tenemos que usar durante todo el período de tiempo y luego al practicar la meditación en forma diaria esta palabra formara parte de nosotros.
Leer las pautas
Guía o pautas de la Oración Centrante:
1. Escoje una palabra sagrada como símbolo de tu intención de consentir a la presencia y la acción de Dios en tu interior.
2. Sientate cómodamente y con los ojos cerrados, sosiéguate brevemente e introduce silenciosamente la palabra sagrada como símbolo de tu consentimiento a la presencia y la acción de Dios en tu interior.
3. Cuando se te des cuenta que estás reteniendo un pensamiento,* regresea muy suavemente a la palabra sagrada.
4. Al final del período de oración, permanece en silencio, con los ojos cerrados, por un par de minutos.
Cynthia Bourgeault dice que: “La sabiduría no es saber más sino saber más de uno mismo”. Esto nos abre una redirección fundamental de nuestros esfuerzos por conocer y comprender el significado y el propósito de la vida. Con anterioridad, hemos confiado en nuestro cerebro de pensamiento racional para abordar las grandes preguntas de la vida. Pero con el trabajo de Sabiduría se añade el uso de nuestros corazones y nuestros cuerpos también.
La Sabiduría es más profunda que cualquier expresión religiosa en un sentido real. Es más bien la corriente subterránea profunda que conecta todas las religiones del mundo y de la cual fluye desde el manantial subterráneo de la realidad unitiva.
Tal vez podamos decir que la Sabiduría no representa el qué en términos del contenido de un sistema de creencias en particular, sino más bien el cómo en términos de la forma en que las cosas se expresan cuando descienden al nivel de lo unitivo. De todos modos, en lugar de vincularse exclusivamente con cualquier sistema religioso, la Sabiduría es explícitamente interreligiosa. Pero la profundidad que marca esta Sabiduría es cualitativamente diferente de lo que se encuentra cerca y por encima de la superficie. Allí, sobre la superficie, las diversas tradiciones espirituales se distinguen por diferencias significativas en creencias, rituales y teologías. Pero en las profundidades de la Sabiduría todos se unen a través de la comprensión unitiva que une toda la vida en una totalidad profunda.
Como cristianos, podríamos afirmar que nuestra religión proporciona ese lugar de dónde viene la Sabiduría. Podemos tener la profunda sensación de que Jesús mismo encarnó esta Sabiduría. De hecho, el título principal que se le dio a Jesús fue el de moshelim, es decir, un maestro de Sabiduría, y enseñó en mashal, es decir, parábolas y dichos de Sabiduría. El mismo parecía la personificación de la Sabiduría, moviéndose por la vida con un corazón lleno de compasión, generosidad y amor. Sin embargo, no todos captaron sus acciones o sus enseñanzas. Algunos de sus oyentes lo entendieron, pero la gran mayoría no. Incluso la gente, que a veces parecía captar el mensaje que estaba transmitiendo, no siempre fue capaz de mantener este entendimiento.
Jesús, el maestro de la Sabiduría, no implora a sus oyentes que sean mejores y más rectos ciudadanos; sino, les trata de convencer y les suplica que despierten. Nunca predicó una vida moral recta para ser vivida en esta vida a fin de ganar la entrada al cielo en la próxima vida. Por el contrario, invitaba a sus oyentes para que se dieran cuenta que el reino de los cielos está aquí mismo, en el momento presente.
Los amigos y seguidores que parecían captar la Sabiduría del maestro parecían haberlo hecho porque su nivel de ser se elevó, al menos temporalmente, a un punto en el que podían resonar con la frecuencia de la Sabiduría que él estaba enseñando y transmitiendo y su verdad tocó lo más profundo de sus corazones. Además, su presencia les proporcionó una especie de alquimia divina que los llevó a un sentido de unión generalizado. A través de esta experiencia fueron transformados de adentro hacia afuera.
La apertura a toda la profundidad de la Sabiduría del Evangelio requiere la receptividad de un cierto estado mental o un cierto estado de ser. Sin eso, la Sabiduría de Jesús no puede ser recibida. Cuando pasas a las profundas verdades de la Sabiduría de Jesús solo a través de la mente pequeña, todo lo que obtienes es una consolidación más profunda en lo que ya creías sin ocurrir la transformación que le acompaña.
Este entendimiento ha sido trágicamente pasado por alto en Occidente. Comenzando con las controversias doctrinales de los siglos tercero y cuarto, la Iglesia ha hecho de nuestra fe una cuestión de creencia mental, y nuestra tradición se ha vuelto excesivamente influenciada por credos y declaraciones doctrinales de creencia y no guiada por la verdad espiritual real que nace de la experiencia.
Por lo tanto, el trabajo de Sabiduría es un esfuerzo para regresar a los fundamentos esenciales de la experiencia de nuestra fe cristiana. Esto no quiere decir que ignoremos, neguemos o subestimamos la gracia, sino que debemos de ser instrumentos de recepción y transmisión del amor de Dios.
El reino del que habla Jesús requiere que empleemos un nuevo sistema operativo que pueda realizar operaciones de un orden completamente diferente. Cuando este sistema está en funcionamiento es posible una forma completamente nueva de ver y donde se puede acceder al ser de uno a nivel mucho más alto. Este nuevo sistema lo podemos llamar el sistema operativo del corazón.
El trabajo de Sabiduría implica crecer más allá de nuestras mentes pequeñas para entrar en nuestras mentes más grandes o sea nuestros corazones. Por lo tanto, el trabajo de la Sabiduría no es cancelar el sistema operativo egoico de la mente más pequeña, es más bien ayudarnos a desarrollar el sistema operativo del corazón de la mente más grande, que ya tenemos pero que se encuentra en forma adormecida, y de lograr la integración de estos dos sistemas en nuestro ser.
[1] Cynthia Bourgeault, An Introductory Wisdom School: Course Transcript and Companion Guide (Wisdom Way of Knowing: 2017), 2.
[2] William Redfield. Notes from the program From Self to Other. September 18, 2022
La Tradición de la Sabiduría Perenne…ofrece conocimiento antiguo para la vida contemporánea que es relevante para todo nosotros, y no solo para unos pocos. –David G. Benner [1]
La Tradición Perenne abarca los constantes temas que se repiten recurrentemente en todas las religiones y filosofías que continua diciendo:
Hay una Realidad Divina por debajo y es intrínsico al mundo de las cosas;
En el alma del ser humano hay una capacidad natural,una similitud y un anhelo por esta Realidad Divina;
El objetivo final de la existencia es la unión con esta Realidad Divina.
La “filosofía perenne” o la “tradición perenne” es un termino que ha entrado y salido en popularidad en la historia Occidental y religiosa, pero nunca ha sido desechada por la Iglesia Universal. Yo fui entrenado en teología Católica sistemática, y alternativa ortodoxa Franciscana; esto y la tradición completa Judeo-Cristiana me enseñó a honrar la visibilidad y la revelación de Dios en todas las tradiciones del mundo y no solo la mía propia.
La Tradición Perenne fue afirmada, en muchas formas, en el Concilio Vaticano Segundo (1962–65) con miras al futuro en documentos sobre ecumenismo (Unitatis Redintegratio) y en religions no Cristianas (Nostra Aetate). Estos afirman que hay constantes temas, verdades y repeticiones en todas las religiones del mundo.
En Nostra Aetate, por ejemplo, los Padres del Concilio comienzan por decir “ Todas las personas constituyen una sola comunidad y tiene un solo origen [creado por uno y el mismo Dios Creador]… Y solo un destino final: Dios…La Iglesia Católica rechaza nada que sea verdad y sagrado en estas religiones”. [2] Luego el documento continua alabando las religiones Nativas, Hinduismo, Judaísmo, Budismo e Islam como “un rayo reflector de la verdad que ilumina a todas las personas.”[3] Usted puede darse cuenta el coraje y la brillantez que tomó en escribir esto en 1965, cuando muy poca gente en cualquier religión pensaba de esta manera. De hecho, la mayoría todavía hoy aun no piensa en esta forma.
Una excepción temprana fue la de San Augustin (354–430), un Doctor de la Iglesia, quien escribió: “Precisamente esto que es ahora llamado la religión Cristiana no estaba presente entre los antiguos desde el comienzo de la raza humana hasta la venida de Cristo en la carne. Después de este tiempo, la religión verdadera, la cual ha existido siempre, comenzó a llamarse ‘Cristianismo.’”[4] San Clemente de Alejandría, Origen, San Basil, San Gregorio de Nisa, y San Leo el Grande todos ellos mantuvieron entendimiento similar antes que el Cristianismo se volviese luego defensivo (¡ y ofensivo!) en modos de cazar herejías, de anti-Semitismo, y las varias cruzadas. Cuando cualquier religión se convierte orgullosa, también se torna en dualística y oposicional.
En algunas maneras cruciales, nosotros hemos retrocedido actualmente de los profundos pensadores y escritos de la Tradición Perenne. Como Ken Wilber repite frecuentemente, una buena religión está hecha para ordenar como servicio tal como “una cinta transportadora” hacia adelante a través de todas las etapas de la conciencia humana. Que triste cuando nos quedamos bloqueados en la etapa de servicio personal..
Referencias:
[1] David G. Benner, “Ancient Wisdom for Contemporary Living,”“The Perennial Tradition,” Oneing, Vol. 1, No. 1 (CAC: 2013), 24.
[2] Nostra Aetate, Vatican II, 1965, #1, 2.
[3] Ibid.
[4] Augustine of Hippo, Retractions, 1:13.3, emphasis mine.
Adapted from Richard Rohr, “Introduction,”“The Perennial Tradition,” Oneing, Vol. 1, No. 1 (CAC: 2013), 11-12. (This issue of Oneing, a limited edition publication, is no longer available in print; however, the eBook is available from Amazon and iTunes. Explore additional issues of Oneing at store.cac.org.)
Decidí traducir en español esta homilía del padre Thomas Keating porque presenta la explicación de los símbolos de la Epifanía en forma muy clara. El material original en ingles lo he usado recientemente durante un evento y verdaderamente fue impactante en cada uno de las personas que asistimos a él. La lectura la hicimos en voz alta y tuvimos la precaución de parar después de cada párrafo de manera de que nos diera tiempo de asimilar el material.
Espero que esta traducción les ayude a cada uno de ustedes también de la manera como a las muchas personas que la han leido en ingles.
Josefina Fernández
Epifanía, la Fiesta de los Contemplativos.
Una Homilía. Thomas Keating
Queridos amigos, la Epifanía es la fiesta de los contemplativos en la Iglesia, en todas las religiones del mundo y en la humanidad. No podemos escapar de la invitación de convertirnos en contemplativos porque todo lo que tenemos que hacer es nacer y presumo que todos hemos experimentado esto. La culminación de la temporada de Navidad es la fiesta de la Epifanía. Epifanía significa revelación. ¿Cual revelación? Cada uno de nosotros está manifestando a Dios, o al menos tenemos el potencial de hacerlo así como cada otra creatura viviente… Pero hay mas. La fiesta de la Epifanía revela que Dios nos está invitando a participar en la unión del Hijo de Dios con la naturaleza humana. La Encarnación de La Palabra en la carne es la unión entre la naturaleza divina y la humana en Jesucristo. Nosotros compartimos en el misterio de la Palabra hecha carne en virtud de la unidad de la especie humana en llegar hacer un cuerpo en Cristo. Esta revelación es simbolizada en el texto del Evangelio por cambio del agua en vino. En esta imagen los humanos somos el agua y el Espíritu es el vino.
La Epifanía es la celebración Cristiana de lo que nuestros hermanos y hermanas en otras religiones llaman iluminación. Iluminación es la realización interior y la concientización de estar identificado con quien nosotros verdaderamente somos. Nosotros no somos nuestro falso yo o nuestro ego. Béselos con un adiós. Ellos no tienen futuro. Nosotros tenemos que tener un ego en cierto grado para funcionar en esta vida, pero el mas importante aspecto de nuestra vida es la epifanía o revelación de Dios que se esta llevando en todo momento en los detalles de nuestra vida. Nosotros sabemos que una partícula subatómica está en relación con la onda de la cual proviene y que nosotros somos expresiones localizadas o manifestaciones de la onda de la cual venimos. Nosotros llamamos nuestra onda Dios, lo cual es un sobrenombre porque no hay palabra para esta onda primordial. Es solo ser, ser es SIENDO sin ningún tipo de limitaciones en absoluto. Si tenemos alguna existencia en absoluto, nosotros debemos estar presentes y penetrados por esta presencia.
¿Por qué no cultivarla? Esta es la invitación de La Epifanía. Porque no conseguir la unificación o identificación con Dios de tal manera de manifestar Dios en cada acción, y de esta manera dar a Dios un chance de saber que es lo que es ser un ser humano. Esto parece ser el proyecto. Pero sólo es la mitad del proyecto. La mitad más grande es el esfuerzo de Dios ha estado haciendo desde el comienzo del tiempo para convencernos que el nos ama. Nosotros somos bastante tímidos acerca de esto; no buenos candidatos para el amor divino a este nivel, el cual es el significado y la fuente de cada uno de los otros tipos de amor, físico, mental y espiritual.
La Iglesia tiene gran coraje, y tal vez aun un poco de presunción en celebrar la Epifanía de la manera de como lo hace, esto es decir, la revelación de Dios en tres distintos niveles: el remoto, el proximal, y el actual. En otras palabras, hay niveles de entendimiento, penetración y realización en la fiesta y en su significado que la liturgia está tratando de comunicar.
La venida de los Magos (primer nivel) es la llamada remota a la humanidad a la unión con Dios. La unión divina es la invitación a todo el mundo que haya existido o que vaya a existir. El bautismo de Jesús (segundo nivel) es la llamada proximal a cierto grupo de gente religiosa, los Judíos, a una comunión mas íntima con la fuente de todo lo que es.
La Fiesta de Las Bodas de Caná es la coronación de la temporada de Navidad/Epifanía (tercer nivel) que en este contexto es la celebración del matrimonio entre Dios y la humanidad. Necesitamos un poco de sutileza para poder penetrar su significado completo. ¿Qué está siendo revelado en esta fiesta de matrimonio? Lo que esta siendo revelado es que la Naturaleza Divina se ha unido con nuestra naturaleza humana y que esto esta siendo descubierto y haciéndose consciente en la vida de la gente ordinaria como nosotros.
Epifanía es también la celebración de las bodas de Dios con los individuos específicamente, en ti y en mi. Esta es la razón por la cual la llamo la fiesta de los contemplativos. Contemplación es el proceso de la iluminación humana que se va llevando a cabo a través de los años. La vejez es el tiempo de no hacer nada de manera de que este increíble amor que está siempre en nosotros, tome control de nuestro cuerpo, alma y espíritu, pero tiene que ser descubierto por cierta cantidad de disciplina, por las experiencias de la vida, y por la confianza y auto-rendición a la inmediata presencia de Dios. Dios es pura compasión, perdón, ternura , y en ciertas situaciones divertido.
Este es el amor que estamos invitados en este día de fiesta bajo el simbolismo de la fiesta de matrimonio. Por favor noten las circunstancias. El vino se ha acabado. En aquellos días la gente celebraba los matrimonios por tres o cuatro días. La madre de Jesús nota el problema pero no pregunta por nada. Ella ha obtenido ya todo por lo tanto ella no tiene que preguntar por nada. Al mismo tiempo ella está preocupada por las necesidades de los demás, especialmente la de esta pareja que se avergonzaría cuando el vino actualmente se acabara. Por tal razón, ella le dice a Jesús, “ Ellos no tienen mas vino. “ Dios es sensitivo y deseoso de cumplir con todos las cosas que queremos y necesitamos, aunque algunas veces retiene o retraza la concesión de lo que uno pide de manera de movernos a un nivel más alto o de mayor profundidad de confianza y de intimidad.
Todo lo que hace Dios proviene de amor con una energía inmensa que la ciencia está justamente empezando a sospechar. Energías invisibles tienen que convertirse y ser sentidas o detectadas por nosotros para poder entenderlas. En este caso, Jesus usa los sentidos. El es reacio a comenzar su ministerio en forma adelantada a su momento por lo que sería un evento milagroso. Noten que María no le preguntó por un milagro. Ella solamente le presentó el problema, dando el crédito que el podría descifrar cual sería la mejor solución, algo que nosotros no hacemos nunca.
Habían 6 jarrones que contenían 180 galones de agua. El agua es el elemento más penetrante en la tierra y hay gran cantidad de él. Noten que en muchos milagros , es la abundancia y la increíble ilimitación de los regalos de Dios lo que están enfatizando.
Aquí Jesús está cambiando 6 jarrones de agua no justamente por más agua, pero por algo diferente, mas estimulante, sanativo, emocionante, incluso intoxicante. Una enorme cantidad de agua está siendo cambiada en vino, suficiente para servir a una pequeña armada, o para proveer para unas veinte o treinta matrimonios. ¡Nada insignificante para Dios! El lo que da es sin límites. No está mal pero no iluminado el pedir a Dios por cosas particulares, aunque esto es parte de la inspiración del Espíritu. Cuando podemos tener de todo, ¡pidan de todo! Pidan por todo, porque es la totalidad de la vida divina que esta siendo ofrecida.
El cambio de agua en vino es la total transformación del agua. Tan necesaria que es para la vida, el agua no es usualmente favorecida como el líquido para las celebraciones. La gente le gusta algo mas encantador. El vino es la señal del encanto de Dios en dar a Dios mismo a nosotros. Tal vez habrás notado en la primera lectura la oración llamativa de Isaías que el encanto de Dios de darse el mismo a nosotros de la misma manera a como el novio se casa con una virgen. En otras palabras su relación con nosotros es sexual como espiritual. Cada realidad divina que Dios puede comunicarnos está contenida en la Eucaristía. El se está dando el mismo totalmente y disfrutando haciéndolo.
Si tu has sido un feliz novio en algún punto de tu vida, puedes simpatizar con esta disposición. La alegría que Dios te ha debido de proporcionar en la anticipación de tu noche de la boda es lo que el siente acerca de cada uno de nosotros en estos momentos, y Dios está alentándonos a celebrar la invitación y sobre todo recibirla. Los sacramentos de la Iglesia son acerca la transmisión de la vida divina y amor. Ellos son acerca de la interpenetración de los espíritus; ellos son acerca de los símbolos y belleza del amor sexual elevado al nivel de la total entrega de si mismo.
Ser contemplativo es estar dispuesto a ser amado concretamente en cada detalle de la vida y en cada nivel de vida humana, cuerpo, alma, y espíritu. Si tu meramente piensas en recibir la Eucaristía como un ritual, ve a casa. Esto no es lo que es. Puede comenzar con esto, pero la Eucaristía es primariamente acerca la interpenetración de los espíritus – todo lo que eres en todo lo que Dios es, y todo lo que es Dios en todo lo que tu eres incluyendo cada detalle de tu vida, cada preocupación, alegría, y sufrimiento. En otras palabras, tu has ganado un compañero de vida de capacidades infinitas todas alienadas en tu favor y listas para su uso.
¿Por qué tener miedo de las cosas? Tu has conseguido el mejor regalo del cosmos, la Amistad de Dios, y el quiere celebrar aun si tu estás un poco cansado esta mañana.
¿Cómo lo celebramos? Gratitud, auto entrega, disfrute de la presencia Divina – estas son las disposiciones que te hacen a ti un contemplativo. La experiencia de la presencia de Dios y la acción dentro de ti conducen a una mayor capacidad de ver esta acción en todos los demás y en todo el cosmos. Esto crea una maravillosa apertura de conciencia a toda la verdad. Entonces Dios tiene la libertad de enriquecerte como el desee y como el haya planeado con increíble detalle.
Un último pensamiento. El nuevo vino previsto por Jesús en la fiesta matrimonial fue obviamente para ser consumido, lo cual significaba ser alimento. Significaba ser digerido. Significaba afectar el sistema nervioso, y el cerebro y para avivar la disposición de todos los invitados.
El amor Divino no tiene condiciones. Estamos invitados en él no como un idea abstracta o como un ritual, sino como una experiencia. Contemplación es la experiencia de Dios que esta siendo continua y permanente aun en los pequeños detalles de la vida diaria y en medio de las distracciones de las computadoras, de los horrores de violencia a través del mundo. La bondad divina y la presencia del amor divino están siempre ahí. La claridad contemplativa profundiza y te mueve de una experiencia ocasional de la Presencia a un estado permanente de interacción de amor de momento a momento.
Esta temporada, pongamos a un lado el miedo y entreguémonos a la presencia Eucarística en la cual Cristo, que es Dios, te engulle por completo. Si eres un amante apasionado, sabes que algunas veces el amor por el otro es tan grande que te comerías al ser querido por completo. Quieres consumir al amado, para estar tan unido para que nunca seas separado. Esta es la forma como Dios siente hacia nosotros. La Eucaristía nos está cambiando. Esto es lo que transformación o iluminación verdaderamente significa. Nuestra personalidad humana, capacidades, fallas, aun nuestros pecados están siendo consumidos y transformados en vida divina por este proceso transformativo. Esto es lo que llamamos en la tradición Cristiana, el proceso de contemplación.
¡Así que delicia! Entregarnos a Dios. Girar nuestra vida completamente al amor y ver que queda – con suerte nada mas que Dios. Por lo tanto, permite que Dios sea todo en tu persona completa. Permite a él ser el novio cuyo deseo de comunión con nosotros le da a él tanto deleite. Esta es la revelación que confirmó la fe de los apóstoles. La fiesta de las bodas de Caná es el símbolo de Dios de la intención transformativa del deseo Divino en nuestras vidas. La fiesta de la luz divina no es el fin del trayecto, sino el comienzo, en el cual comenzamos a ver y a vivir con ojos iluminados de fe. Nosotros vivimos pues no justo con el otro sino como el otro y gradualmente siendo el otro. Eventualmente no hay otro porque tu te has convertido en el otro, también.
Contemplación (en mi entendimiento e intención) es el proceso de la transformación Cristiana (iluminación en las religiones Orientales). La Fiesta de las Bodas de Caná simboliza el proceso: agua es transformada en vino; el humano en divino; la carne en espíritu.
Contemplative Outreach News Vol. 30. Number 1. December 2013.(Traducción del artículo por Josefina Fernández)
Cf. El Misterio de Cristo, Thomas Keating: I . El Misterio Cristo-Epifanía