1. En general vivir más profundamente. Aprender a vivir cada momento con mayor intencionalidad.
2. Vivir más plenamente el momento presente. Vivir más conectado al momento presente.
3. Acepta la vida tal como es. Mayor capacidad y mayor conciencia de lo que tenemos enfrente para responder en el momento presente.
4. Vivir para el todo y no solo para uno mismo. Nuestro enfoque de identidad se expande. Esto puede ser del yo individual a la tribu de uno, a un grupo, a toda la humanidad a la madre tierra y la madre naturaleza, y finalmente al universo como un todo.
5. Ayudar a otros en su propio pasaje de sabiduría.
6. Desarrollar la intuición, el movimiento y la visión desde la cabeza y la mente intelectual hasta el corazón y el cuerpo. Comenzamos a estar más sintonizados con las complejidades y frecuencias de la vida que nos rodea. Empezamos a apreciar la vida que se desarrolla bajo la superficie de las cosas. En vez que esto beneficie nuestro desarrollo y crecimiento espiritual, esta capacidad desea servir a un mayor propósito.
7. Más allá de ver más profundamente los misterios de la vida en este reino, la transformación de la sabiduría también nos abre al funcionamiento de otros reinos y otras dimensiones. Desarrollamos gradualmente la capacidad de ver y apreciar. Cómo y dónde otros reinos se cruzan con el nuestro. Es más probable que sea una capacidad con la que nacemos. El pasaje de sabiduría al que nos lleva está en forma activa.
8.Vivir más plenamente en la naturaleza. La naturaleza está viva y, de alguna manera, consciente. La materialidad, más que estar en el extremo del ser y separada de lo espiritual, está viva con el espíritu. El crecimiento en sabiduría incluye la recuperación de esta comprensión indígena de nuestro lugar íntimo.
9. La importancia de la pena y el duelo y la muerte y el morir para una vida significativa. La muerte y el morir son parte de la vida. En la transformación de la sabiduría aprendemos a morir de muchas maneras a lo largo de nuestra vida. Es este morir lo que implica es la entrega. Todos los miedos en la vida, en última instancia, se pueden rastrear al miedo a la muerte. Solo cuando estemos dispuestos a enfrentar nuestra propia muerte, seremos realmente capaces de vivir. La pena y el duelo son partes esenciales de la vida y del amor. En esta transformación, la vida significativa se abre más plenamente cuando estamos dispuestos a enfrentar nuestro dolor.
10. Amar profundamente. Todos estos otros cambios y la vida en sí misma tienen, en última instancia, el propósito de amar más plenamente, amar más profundamente y amar más abiertamente. No podemos controlar las circunstancias que nos rodean; nuestro trabajo es mantener nuestro corazón abierto, sin importar las circunstancias, sin importar el contenedor en el que nos encontremos, nuestro llamado humano más profundo es amar abierta y profundamente donde sea que nos encontremos.
Notas del programa de William Redfield: From Self to Other, 18 de septiembre de 2022
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